María Vial es una agricultora francesa blanca que dirige (con su ex marido, André, y su padre enfermo Henri) una plantación de café en decadencia en un país africano sin nombre en el presente. María y André tienen un hijo vago y mentalmente inestable, Manuel, mientras que André tiene otro hijo medio africano, José. La guerra civil ha estallado y los soldados rebeldes, muchos de ellos niños soldados, avanzan sobre la zona. Los militares franceses, mientras se retiran, hacen una última petición a María para que se marche, pero ella, inflexible en su deseo de proteger el hogar de su familia, ignora las advertencias. Mientras tanto, un DJ rebelde insta en la radio a los rebeldes y aboga por atacar los emblemas del colonialismo. Los trabajadores de María huyen por miedo al conflicto que se avecina. María se niega obstinadamente a abandonar la plantación y su cosecha, que estará lista en cinco días. Arriesgando su vida y sin poder encontrar a André, se dirige a un pueblo para contratar hombres que terminen de cosechar el café. Por el camino, se ve obligada a pagar a unos bandidos que amenazan con matarla en un control de carretera. Después de contratar a los trabajadores, se detiene en la escuela primaria y recoge al otro hijo de André, José. José es un chico optimista de unos 12 años, y más tarde nos enteramos de que su madre es la joven ama de llaves del padre de André.

Mientras tanto, vemos a André en la reunión del pueblo con el alcalde africano, Cherif. Cherif, al ver que André está desesperado, se aprovecha de la situación y ofrece comprar la plantación a cambio de la cancelación de las deudas de André. Cherif exige a André que consiga que su padre le ceda la plantación de café. De vuelta a la plantación, María busca a su hijo Manuel y lo encuentra en la cama después del mediodía. Intentando despertarlo, se lamenta de su desgana y le regaña que no tiene ningún propósito. Manuel se levanta y, tras darse un baño, se siente intrigado por un ruido en la casa. Lo sigue hasta dos jóvenes rebeldes. Estos corren y, a pesar de su falta de zapatos, Manuel los sigue lejos de la casa. Al final le acorralan; descubre que están armados con una lanza y un machete. Los niños rebeldes le amenazan, le cortan el pelo y se retiran al monte disparando con un revólver. María, André y algunos trabajadores se reúnen con Manuel y se sorprenden al encontrarlo desnudo en el campo. María lo carga en el tractor y se dirige a la casa. Manuel, evidentemente traumatizado y fuera de sí, abandona el tractor y se dirige a la casa de su abuelo. Allí, Manuel, muy tatuado, reacciona a la agresión afeitándose la cabeza, robando la escopeta de su abuelo, atacando al ama de llaves de éste y desapareciendo en la moto de su madre.

A pesar de las continuas súplicas de André para que huyan, María se mantiene firme en su empeño de sacar la cosecha de café. Descubre al héroe rebelde herido conocido como "El Boxeador" en un granero y lo alimenta. Al caer la noche, los trabajadores se acuestan y María se duerme soñando con una noche anterior en la que la vemos discutir con Manuel en lo que parece ser una situación romántica alimentada por la marihuana. Cherif le advierte de que su hijo está "a medio hacer", una afirmación que la hace reír. Ella se despierta e intenta volver a trabajar. Sin embargo, la radio emite informes de que el boxeador está siendo albergado por los "extranjeros" y que los ciudadanos leales deben oponerse a ellos. Sus trabajadores, al oír esto, exigen que se les pague inmediatamente. Ante la amenaza, María abre la caja fuerte y descubre que todo el dinero ha desaparecido, probablemente tomado por André para asegurar su salida del país. Con una pistola en la cabeza, María se somete a la exigencia de llevar a los trabajadores de vuelta al pueblo.

Antes de llegar a la aldea, los detiene una banda de jóvenes rebeldes que parecen llevar su ropa y sus joyas. Los rebeldes exigen el camión y, cuando un trabajador protesta diciendo que sólo son pobres aldeanos, los rebeldes le disparan y se marchan dejando a María al borde de la carretera. María descubre que han saqueado la farmacia y han matado al médico y a su ayudante. Conduciendo el camión por la carretera, los rebeldes son perseguidos por Manuel, que les dice que sabe dónde está el boxeador y les lleva de vuelta a la plantación, donde ayuda a los rebeldes a saquear el almacén de alimentos de su propia familia. Los rebeldes y Manuel se atiborran de comida y luego ingieren los numerosos productos farmacéuticos que han robado. Casi todos se desmayan en la casa y sus alrededores.

Las tropas gubernamentales retoman entonces el control de la zona. Se cuelan en el terreno de la plantación, inmediatamente delante del padre de André, que no avisa a nadie en el interior. Vemos cómo las tropas se mueven de habitación en habitación, degollando a los niños rebeldes que están desmayados por la orgía de comida y medicamentos. A continuación, las tropas gubernamentales encierran a Manuel, que lleva un arma, en uno de los edificios de la granja y lo queman hasta la muerte. André aparece muerto en el suelo de la casa con los pasaportes de la familia.

En el pueblo, María está agobiada. Busca el modo de volver a la casa cuando Cherif la ve y la lleva en coche. En la plantación, María encuentra el cuerpo carbonizado de Manuel. El padre de André aparece caminando alrededor del granero donde Manuel fue quemado. María mata al padre de André con un machete.

Al final, vemos a un rebelde abandonando la zona con las heridas en la cabeza. Lleva la boina del boxeador. Se la mete en el pantalón y continúa hacia el campo.