Yoko (interpretada por la ex miembro principal del grupo de chicas ídolo AKB48, Atsuko Maeda) es la reportera de un programa de viajes de televisión que visita Uzbekistán con su equipo de televisión para hacer un episodio para el programa. Sueña con convertirse en cantante. La película contrasta el optimismo de Yoko ante la cámara con sus conflictos internos cuando está sola.

La película consiste en una serie de episodios en los que Yoko se sumerge en un lago para describir la búsqueda de un posible pez mítico uzbeko; proclama el delicioso crujido del arroz poco cocido en un cuenco de plov, un plato local; da repetidos giros que provocan náuseas en una atracción de péndulo de un parque de atracciones hasta que su equipo de cámara puede conseguir suficientes imágenes de su cara con la cámara B; e intenta liberar a una cabra en cautividad llamada Okoo, sólo para enterarse de que si lo hace, se la comerán los perros salvajes.

Ella y el equipo visitan Samarcanda y Tashkent; en esta última, canta el clásico himno de Édith Piaf, Hymne à l'amour (con letra en japonés), en una secuencia de fantasía ambientada en el Teatro Navoi que (como se indica más adelante) había sido construido después de la guerra por prisioneros de guerra japoneses. Durante una visita al bazar, se aleja con una cámara de mano y empieza a grabar en una zona restringida. Huye de la policía, que finalmente la detiene pero la trata con amabilidad, especialmente cuando se entera de que su novio bombero puede haber estado involucrado en un gran incendio de una refinería de petróleo en la bahía de Tokio, donde estaba destinado. (Nunca se ve ni se oye al novio; todo lo que el público sabe de él proviene de los textos que intercambia con Yoko).

En un final ambientado en las montañas, con su tripulación de nuevo persiguiendo a una probable bestia mítica, ella vuelve a cantar Hymne à l'amour mientras imagina que ha divisado a Okoo corriendo libre en la distancia.