A mediados del siglo XV de nuestra era, el rey de Corea, Sejong el Grande, quiere crear un sistema de escritura sencillo para que la población en general pueda alfabetizarse. Hasta ese momento, el reino dinástico de Joseon utilizaba caracteres chinos.

Sejong llama a un monje budista, Shinmi, y a sus compañeros para que desarrollen un nuevo alfabeto. Los monjes tienen una visión única debido a su conocimiento del sánscrito y otras lenguas que utilizan sistemas de escritura fonética. Sejong promete construir un templo budista si los monjes cumplen la tarea. La reina Soheon es budista en secreto y acoge a los monjes en su palacio. Debido a las tensiones entre los budistas y los confucianos dominantes, los sirvientes juran guardar el secreto y los monjes se disfrazan de eunucos de la corte.

El difícil proyecto empeora la frágil salud de Sejong, que padece diabetes. Pierde la vista en su ojo derecho y los médicos le recomiendan que evite el estrés. El rey se traslada a un balneario en las montañas. En el remoto lugar, recibe simultáneamente tratamientos oculares y los monjes siguen trabajando en total secreto. Pronto completan el sistema de escritura, ahora conocido como Hangul o Chosŏn'gŭl.

El rey regresa a palacio y se enfrenta a la lucha de poder entre budistas y confucianos. Ambos grupos quieren que se les reconozca el mérito de la creación del sistema de escritura en un manual publicado. Los budistas esperan que Sejong cumpla su parte del trato. Los confucianos están desesperados por mantener su poder y permanecer en buenos términos con China. El rey cede ante los confucianos y despide a los monjes budistas.

Para reunir a Sejong y Shinmi, la reina se mata de hambre. Sejong está desconsolado y decide cumplir los últimos deseos de su esposa. Shinmi es llamada al palacio real y hay una reconciliación. El rey construye el templo budista prometido y Shinmi dirige un funeral para la difunta reina Soheon.

El rey Sejong señala que ha sido rey durante treinta años y que sólo dejará un libro como legado. Shinmi responde con una alegoría que sugiere que el único libro de Sejong tendrá un efecto incalculable en la sociedad coreana.