Bajo la apariencia de un reportero gráfico que simpatiza con el yihadismo salafí, Talal Derki recibe autorización para entrar en un pueblo controlado por el Frente al-Nusra, cerca de la línea del frente de la guerra civil siria, y se aloja con la familia Osama. El patriarca de la familia, Abu Osama, es un fanático entusiasta, que elogia abiertamente los atentados del 11 de septiembre y pone a sus hijos los nombres de los líderes de Al Qaeda y los talibanes. Trabaja como francotirador y como retirador de minas, y retira a sus hijos de la escuela debido a la coeducación. Los niños, en particular el hijo mayor, Osama, se vuelven cada vez más propensos a las peleas y al acoso.

Durante una misión, una mina le vuela la pierna izquierda a Abu Osama. Poco después, los niños son enviados a un campo de entrenamiento terrorista. Los chicos se enfrentan a duras condiciones, y rápidamente se vuelven nostálgicos. Tras regresar a casa, los libros que Abu Osama atesoraba son destruidos en un ataque aéreo de la Fuerza Aérea rusa, y él vive de la venta de componentes de minas desarmadas a fabricantes de bombas. Sigue empeñado en su creencia de que la guerra conducirá a una Tercera Guerra Mundial apocalíptica entre un califato revivido y el mundo cristiano y provocará la victoria del Mahdi contra el Anticristo.

En el campamento, Osama avanza y se prepara para un nuevo entrenamiento militar, mientras que a su hermano menor, Ayman, no le va bien y quiere volver a la escuela. Abu Osama da el paso decisivo de enseñar a Osama a disparar un arma. Antes de que Osama se vaya a un campamento más intensivo, comparte un acertijo con Ayman. Osama se somete a tres años de entrenamiento y adoctrinamiento, mientras que Ayman vuelve a la escuela.

Cuando la brigada de Osama es conducida al frente por primera vez y cuando Talal parte para regresar a su casa en Berlín, explica que Ayman y Osama continuaron por caminos separados en su adolescencia, y reflexiona sobre la profunda devastación de Siria.