Ayiva emprende el difícil viaje desde Burkina Faso a través de Argelia y Libia y finalmente llega a Italia. Paga su pasaje y ve cómo roban a sus compatriotas por el camino. En el sur de Italia, vive en una propiedad ocupada mientras gana algo de dinero recogiendo naranjas y cometiendo pequeños robos, y envía algo de dinero a su familia en África. Los africanos son explotados por su mano de obra barata y no son bien recibidos por los lugareños, aunque Ayiva es acogido en la casa de una familia italiana, los Fondacaros. Intenta disuadir a su hermana de abandonar África para intentar reunirse con él en Europa.

Después de que uno de sus compañeros sea atacado por la policía italiana, muchos de los refugiados inician una protesta contra el trato que reciben y comienzan a dañar propiedades y coches en el pueblo. A su vez, son atacados por algunos de los habitantes del pueblo. La policía italiana llega y dispara gases lacrimógenos contra los manifestantes y los ataca. Ayiva consigue escapar por un callejón, pero luego tiene que huir de una multitud de aldeanos furiosos; su amigo Abas es atrapado y golpeado. La multitud huye al oír las sirenas que se acercan; Abas queda tirado en la calle malherido. Ayiva consigue llevarlo a la familia Fondacaro, que intenta curar sus heridas.

Una organización benéfica local para refugiados sugiere que Abas podría obtener un permiso de residencia por un año, debido a sus heridas, pero Ayiva dice que prefieren volver a su casa en África. Habla con su hermana y su hija por Skype. Está ayudando a servir bebidas a los Fondacaros en una celebración familiar cuando le invitan a entrar, y la película termina con el sonido de la música pop de la fiesta mientras Ayiva entra lentamente.