El detective-sargento Johnson lleva 20 años como policía y está profundamente afectado por los asesinatos, violaciones y otros crímenes violentos que ha investigado. Le atormentan las imágenes de violencia y parece estar perdiendo la cabeza por la tensión.

Su ira aflora mientras interroga a Kenneth Baxter, sospechoso de violar a una joven. Al final del interrogatorio, Johnson ha golpeado duramente a Baxter, que es trasladado al hospital donde posteriormente muere.

Johnson es suspendido por la paliza y regresa a su casa para pasar la noche, entrando en una violenta discusión con su esposa Maureen. Dos compañeros de Johnson acuden a informarle de la muerte de Baxter y le llevan a la comisaría para interrogarle.

Al día siguiente, Johnson es entrevistado por el detective superintendente Cartwright. Durante su larga confrontación, los flashbacks muestran los acontecimientos de la noche anterior, cuando Johnson golpeó a Baxter.

Los flashbacks muestran a Baxter -cuya culpabilidad o inocencia queda ambigua- burlándose de Johnson, insinuando que éste quiere cometer en secreto el tipo de delitos sexuales que él investiga. Al principio, Johnson monta en cólera y golpea a Baxter, pero finalmente admite que efectivamente alberga fantasías obsesivas de asesinato y violación. A continuación, le ruega entre lágrimas a Baxter que le ayude. Cuando Baxter retrocede indignado, Johnson le golpea brutalmente mientras Baxter sigue burlándose y riéndose de él.

La película termina con otro flashback, esta vez de Johnson atacando a los agentes de policía que lo apartaron de Baxter, y murmurando "Dios... Dios mío..." al darse cuenta de lo que ha hecho.