En 1980, el congresista Charlie Wilson está más interesado en salir de fiesta que en legislar, organizando con frecuencia grandes galas y dotando su oficina del Congreso de atractivas mujeres jóvenes. Su vida social acaba provocando una investigación federal sobre su consumo de cocaína, llevada a cabo por el fiscal federal Rudy Giuliani como parte de una investigación más amplia sobre la mala conducta del Congreso. La investigación no da lugar a ninguna acusación contra Wilson.

Una amiga e interés romántico, Joanne Herring, anima a Charlie a hacer más por el pueblo afgano y le convence para que visite a los dirigentes pakistaníes. Los pakistaníes se quejan del inadecuado apoyo de Estados Unidos para oponerse a la Unión Soviética, e insisten en que Wilson visite un importante campo de refugiados afganos en Pakistán. El congresista se siente profundamente conmovido por su miseria y su determinación para luchar, pero se siente frustrado por la insistencia del personal regional de la CIA en un enfoque de bajo perfil contra la ocupación soviética de Afganistán. Wilson vuelve a casa para liderar un esfuerzo por aumentar sustancialmente la financiación de los muyahidines.

Como parte de este esfuerzo, Charlie entabla amistad con el inconformista agente de la CIA Gust Avrakotos y su grupo de Afganistán, con poco personal, para encontrar una estrategia mejor, que incluya especialmente un medio para contrarrestar el formidable helicóptero de combate Mil Mi-24 Hind de los soviéticos. Este grupo estaba compuesto en parte por miembros de la División de Actividades Especiales de la CIA, incluido un joven oficial paramilitar llamado Michael Vickers. Como resultado, el hábil regateo político de Charlie para conseguir la financiación necesaria y la cuidadosa planificación de Avrakotos utilizando esos recursos, como el suministro a la guerrilla de lanzadores de misiles FIM-92 Stinger, convierte la ocupación soviética en un atolladero mortal con sus vehículos pesados de combate destruidos a un ritmo agobiante. Charlie consigue el apoyo de Israel y Egipto para las armas y los consumibles soviéticos, y de Pakistán para la distribución de armas. El presupuesto anticomunista de la CIA pasa de 5 millones de dólares a más de 500 millones (con la misma cantidad aportada por Arabia Saudí), lo que sorprende a varios congresistas. Este esfuerzo de Charlie acaba convirtiéndose en una parte importante de la política exterior estadounidense conocida como la Doctrina Reagan, en virtud de la cual Estados Unidos amplió la ayuda más allá de los muyahidines y comenzó a apoyar también otros movimientos de resistencia anticomunista en todo el mundo. Charlie afirma que el alto funcionario del Pentágono Michael Pillsbury persuadió al presidente Ronald Reagan para que proporcionara los Stingers a los afganos.

Gust aconseja vehementemente a Charlie que busque apoyo para el Afganistán de la ocupación postsoviética, haciendo referencia a la historia del "maestro zen" del caballo perdido. También hace hincapié en que la rehabilitación de las escuelas del país ayudará a educar a los niños pequeños antes de que sean influenciados por los "locos". Charlie intenta apelar a esto con el gobierno, pero no encuentra ningún entusiasmo ni siquiera para las modestas medidas que propone. Al final, Charlie recibe un importante reconocimiento por su apoyo a los servicios clandestinos de Estados Unidos, pero su orgullo se ve atenuado por sus temores a las repercusiones que sus esfuerzos secretos podrían tener en el futuro y a las implicaciones de la retirada de Estados Unidos de Afganistán.