"El príncipe de los ladrones", como dice Prósper, "era un juego de niños ricos", debido a que el padre de Escipión es indiferente y su única preocupación por su hijo es que sea mucho más disciplinado de lo que ya es.

Todos los artículos que Escipión ha estado robando han salido de su propia casa, lo que ha llevado a su banda de erizos a dar la espalda a su otrora admirado líder.

Barbarroja informa del paradero de Bo a sus tíos, Esther y Max, y se lo llevan. Prosper con el resto de los huérfanos indigentes lo rescata. El objeto en cuestión que el Señor Ladrón debe robar para el Conte y su hermana Contessa es una pieza para un tiovivo.

Después de que el dinero resulte ser falso, se enteran por una monja, Sor Antonia, de que este particular tiovivo altera el tiempo y puede convertir a un niño o adolescente en adulto o viceversa.

Escipión y Prosper se cuelan en la isla de Conte y Contessa para descubrir que los hermanos son ahora niños, ambos revelan que como nunca tuvieron infancia la están rehaciendo de nuevo. Por sus esfuerzos ofrecen un paseo en el tiovivo, pero sólo Scipiro se sube y se convierte en adulto.

Barbarossa aparece queriendo montar en la máquina por sus problemas, pero su peso rompe la máquina reduciéndolo de nuevo a un niño pequeño en el proceso. Ida y Victor, disfrazados de representantes de la adopción, hacen que Barbarroja sea adoptado por Esther y Max, mientras Ida y Victor se encargan de Bo, Prosper y los demás huérfanos, con Escipión como su nuevo ayudante.

La última vez que vemos a Bo y a Prosper es cuando empujan a sus tíos desde el muelle al mar, mientras un Barbarroja adolescente hierve de rabia por estar atrapado en su posición actual.