El guionista y director Daniel Sandu se basó en las noticias de 2009 sobre un intento de rescate en los Cárpatos rumanos, en el que un hombre se autofinanció después de que se suspendiera la búsqueda oficial, para contar la historia de un padre que llega a extremos para encontrar a su propio hijo perdido. En El padre que mueve montañas, Adrien Titieni interpreta a Mercia Jianu, un oficial semiretirado del Servicio de Inteligencia rumano, cuya nueva vida con su mujer embarazada Alina (Judith State) da un vuelco cuando Cosmin, su hijo de este primer matrimonio, desaparece mientras hace senderismo con su novia Daniela durante una tormenta de invierno en los montes Becegi. La relación de Jianu con Cosmin siempre se ha visto obstaculizada por lo mal que terminó su matrimonio con Paula (Elena Purea), que se disolvió en la niebla de su arrogancia y su carácter adicto al trabajo. Sin embargo, se lanza a la acción y se dirige a la región montañosa con su fiel compañero Laurentiu (Virgil Aioanei).

Lo que Jianu encuentra es un paisaje implacable de condiciones de ventisca, senderos helados, mesetas glaciares imposiblemente vastas y un equipo de rescate de montaña que hace lo que puede, pero que pierde la esperanza de encontrar a alguien. Es entonces cuando el padre comienza a mover montañas. Pide un favor, y el oficial de inteligencia Filip (Tudor Smoleanu) llega con mano de obra, equipo de supervivencia, redes de búsqueda informatizadas e incluso un helicóptero. Van a llevar a cabo esta búsqueda de forma militar. Impulsado por su deseo de expiar los pecados del pasado tanto como por la esperanza de encontrar a Cosmin, Jianu lo pondrá todo en juego. Pero se enfrenta a una montaña fría, escarpada, gris y nevada que suele ganar estas batallas.

¿El equipo de rescate de montaña? Usurpados sin contemplaciones por los hombres que Jianu trajo con sus conexiones del Servicio de Inteligencia, han suspendido la búsqueda de Cosmin y Daniela. Los excursionistas llevan semanas desaparecidos, el tiempo ha mantenido su brutal frío, y la ex mujer de Jianu, Paula, junto con la familia de Daniela, están cada vez más descorazonados de que sus hijos sean encontrados con vida. Desesperados, recurren a su fe para que los guíe. Jianu, por su parte, se ha centrado cada vez más en encontrar a su hijo, hasta el punto de que su búsqueda ya no consiste en encontrar a Cosmin vivo, sino en una especie de lavado de cara de su alma torturada. La desilusión que se cierne sobre su vida personal -la culpa por haber dejado atrás a Paula y a Cosmin, que el matrimonio con Alina y el nacimiento de otro hijo no han podido absolver- corroe a Jianu mientras el volumen silencioso e implacable de la montaña se burla de él.

Pero hay más tragedia por venir. Filip y sus hombres consiguen triangular las señales de los teléfonos móviles de los excursionistas hasta una zona de 30 o 40 metros, pero debajo de una masa de nieve. Lo más probable es que haya sido una avalancha la que los haya consumido. Esto es demasiado para la familia de Daniela y abandonan la región montañosa. Jianu, desesperado y decidido, envía un equipo de excavación al lugar, pero otra avalancha retumba repentinamente en la montaña: muchos hombres resultan heridos, uno se rompe la columna vertebral, y Filip se retira de la búsqueda. Después de todo, es una misión no autorizada. Sin embargo, Jianu no se deja intimidar. Contrata a hombres de la zona para que le ayuden a excavar y les paga con montones de dinero de sus propios ahorros. Ataca el remoto emplazamiento de los teléfonos con un abandono temerario, con la mandíbula desencajada ante el frío intenso, la amenaza constante de avalancha y la culpa que le consume el corazón.

Jianu se adentra en la nieve, desprovisto únicamente de su chaqueta de lana mientras trabaja. Dos miembros del equipo de rescate que habían estado ayudando a cavar, cediendo a sus recelos por haber abandonado la búsqueda oficial, reciben una llamada de socorro por radio. "Id", les dice Jianu. "Incluso unos minutos pueden significar que ese hombre tiene una oportunidad". Incluso envía a Laurentiu, su fiel lugarteniente. "¡Volveré, jefe!" Laurentiu llama mientras se va. Y Jianu se queda solo en el lugar de la excavación, rodeado de sus frenéticas e ineficaces excavaciones en la nieve y las enormes láminas de roca. Laur avisa por radio de que han encontrado al turista y dice que va a volver; Jianu, mientras tanto, se agacha en el túnel y excava en la nieve, golpeándola con su pequeña pala, y apenas hace mella. Si no muestras respeto, la montaña te mata.