En Seraing, una ciudad industrial cercana a Lieja (Bélgica), la joven esposa y madre Sandra se prepara para volver a trabajar en Solwal, una pequeña fábrica de paneles solares, tras una baja médica por depresión y ansiedad. Durante su ausencia, la dirección de Solwal se da cuenta de que sus compañeros pueden cubrir sus turnos trabajando un poco más de horas y les propone una bonificación de 1.000 euros a cada uno si aceptan despedir a Sandra. El viernes por la noche, cuando Sandra se entera de la noticia y de que sólo dos de las 16 votaron por su permanencia, se derrumba, sintiéndose desesperada e inútil.

Su marido, Manu, intenta levantarle el ánimo. Una compañera de trabajo, Juliette, que ha votado en su favor, la convence para que hable con M. Dumont, el director de Solwal. Sandra está demasiado petrificada para hablar, pero Juliette argumenta su caso. Juliette le dice que algunos de los trabajadores se sintieron presionados para votar contra Sandra por el capataz de la fábrica, Jean-Marc, que insinuó que había que eliminar un puesto de trabajo. Aunque duda, Dumont acepta que se celebre una segunda votación secreta a primera hora del lunes.

Consciente de que su destino está en manos de sus compañeros, Sandra debe visitar a cada uno de los 14 durante el fin de semana para convencerles de que rechacen la bonificación monetaria, y se enfrenta a una ardua batalla para conservar su puesto de trabajo antes de la crucial votación del lunes. La mayoría de sus compañeros de trabajo cuentan con la bonificación para sus propias familias. Algunos de sus compañeros son inmigrantes y otros ya tienen un segundo empleo para salir adelante; la mayoría reacciona con simpatía, pero unos pocos con ira. Sandra se siente destrozada cuando una compañera de trabajo a la que consideraba amiga finge no estar en casa, pero se siente reconfortada por los pocos que la apoyan y dicen que la votarán. Timur, un inmigrante de Daguestán, rompe a llorar y dice que se avergüenza de sí mismo, ya que Sandra le cubrió cuando rompió un panel en su primer día. Dice que cambiará de opinión y hablará con otro trabajador en su nombre.

El domingo por la tarde, Sandra descubre que Jean-Marc ha estado llamando a sus compañeros de trabajo para convencerles de que no cambien su voto, y que en realidad está en contra de que Sandra vuelva por su depresión. Visita a su compañera de trabajo, Anne, cuyo marido la echa bruscamente y grita a las dos mujeres. Abatida, Sandra intenta suicidarse en su casa con una sobredosis de Xanax, pero cuando Anne llega para decirle que la votará, Sandra se confiesa con Manu, que la obliga a vomitar las pastillas. Sandra se recupera en el hospital y se emociona cuando descubre que Anne también ha acudido al hospital. Sandra le dice a Manu que esa noche visitarán a los tres restantes. Cuando Anne le dice que ha decidido dejar a su marido, Sandra la invita a su casa a pasar la noche.

Sandra habla con Alphonse, un joven inmigrante africano que trabaja como soldador con contrato. Sólo cobrará 150 euros porque es nuevo, pero tiene miedo de Jean-Marc, que le ha dicho que vote en contra de Sandra si quiere llevarse bien con sus compañeros de trabajo. Alphonse le dice que quiere votar por ella, pero teme que Jean-Marc lo descubra y lo denuncie por sus errores, lo que podría perjudicar su posibilidad de renovar su contrato cuando éste expire en septiembre.

El lunes por la mañana, mientras los trabajadores de Solwal vuelven a votar, Jean-Marc reacciona con enfado ante Sandra. Ella se defiende y le recuerda que ha actuado injustamente. En la segunda votación, ocho votan a favor de que ella conserve el puesto de trabajo y otros ocho votan a favor de mantener la bonificación, lo que no es suficiente para anular la votación del viernes. Ella agradece con lágrimas en los ojos a los que han votado por ella, incluido Alphonse. Le dice a Anne que puede volver a quedarse en su casa esa noche y limpia estoicamente su taquilla.

Sin embargo, Dumont la llama a su despacho y la felicita por haber convencido a tantos para que la apoyen. Le dice que ha decidido dar a todos la prima, pero que la mantendrá a ella. La alegría de Sandra dura poco, ya que le explica que simplemente no renovará a un trabajador cuyo contrato vence en septiembre: Alphonse. Sandra rechaza cortésmente su oferta, ya que ahora tiene la confianza necesaria para empezar de nuevo y buscar una nueva vida. "Hemos luchado bien", dice a Manu con orgullo.