El final de "Salomón y la Reina de Saba" se enfoca en el conflicto entre la pasión y el deber, elementos centrales en la relación entre Salomón y la Reina de Saba. A lo largo de la película, se desarrolla una intensa atracción romántica entre ambos, pero esta relación entra en conflicto con las obligaciones de Salomón como rey de Israel.

En la culminación de la película, la Reina de Saba se da cuenta del peligro que su relación representa para la estabilidad de Israel. Se enfrenta a la difícil decisión de abandonar a Salomón para garantizar la seguridad y el bienestar de su reino. Este sacrificio personal es un punto clave en la película, destacando la importancia del deber sobre el deseo personal.

Salomón, por su parte, se ve obligado a enfrentar la realidad de que su amor por la Reina de Saba podría llevar a la división y la caída de su reino. Su sabiduría y comprensión de su papel como líder lo llevan a aceptar esta dolorosa verdad. El rey, conocido por su sabiduría, se da cuenta de que el bienestar de su pueblo debe prevalecer sobre sus sentimientos personales.

El desenlace de la película es emotivo y agridulce. Aunque Salomón y la Reina de Saba se aman profundamente, deciden separarse por el bien mayor de sus respectivos reinos. La Reina de Saba regresa a su país, mientras Salomón se queda en Israel, comprometido con su deber como rey.

Este final subraya los temas de sacrificio, deber y sabiduría, y muestra cómo estos valores a menudo entran en conflicto con los deseos personales. "Salomón y la Reina de Saba" termina dejando una impresión duradera en el espectador, no solo por su grandiosidad visual y narrativa épica, sino también por su exploración profunda de la naturaleza humana y las decisiones difíciles que deben enfrentar los líderes.