Varias personas se reúnen en una cafetería: Noreen, una simpática y habladora camarera; Lonnie, un policía de pocas luces; Jimmy, el malhumorado propietario; Billy y Starr, una joven pareja que va a fugarse; John, un manso vendedor de camino a Nueva York; y Hank, un tranquilo cliente habitual. Suena la radio y el grupo se entera de que una familia entera ha sido asesinada de forma espantosa en un condado vecino. Noreen, conmocionada, se pone cada vez más agitada y nerviosa cuando entra un hombre agresivo con una chaqueta de cuero negra. Noreen pide disimuladamente a Lonnie que investigue al recién llegado, pero Lonnie hace caso omiso de sus preocupaciones. Después de que Noreen derrame el café del hombre, Hank insta a Lonnie a hacer algo.

Cuando Lonnie lo interroga, el hombre se vuelve antagónico y menosprecia a Lonnie, que apunta con su arma al hombre. Lonnie se disculpa tímidamente cuando Hank informa de que el vehículo del hombre no coincide con los informes policiales. Mientras los clientes se relajan, el hombre sale de la cafetería, sólo para volver con una escopeta y una pistola. Después de matar a Lonnie y a Jimmy, toma como rehenes al resto de los comensales. Ordena a Noreen que recoja todas las carteras y teléfonos móviles, y obliga a Hank a deshacerse de los cadáveres. El pistolero pilla a Noreen intentando colar un móvil y la amenaza con matarla si lo vuelve a hacer. Hank propone en voz baja que se abalancen sobre el pistolero, pues ya ha gastado varias balas, pero Noreen y John se niegan. Los amantes, asustados, se acurrucan en otra mesa.

Un nuevo cliente entra en la cafetería, se presenta como el Sr. Greene y parece mínimamente sorprendido por la situación. Le entrega al pistolero una maleta llena de dinero y se dirige a él como "Smith". Cuando Greene intenta marcharse, el pistolero le toma como rehén y le exige respuestas. Tras recibir una fuerte paliza, Greene acaba revelando que es un promotor inmobiliario corrupto que contrató a un sicario profesional para matar a la familia vecina cuando se negó a vender sus terrenos para construir un centro comercial. Al no haber herederos de la póliza de seguro de vida de la familia, Greene compraría el terreno al banco.

Disgustado, el pistolero mata a Greene por no haber dado suficiente información y razona que una de las personas de la cafetería debe ser el sicario. Noreen le ruega que los deje ir, pero el pistolero le dice que tiene la intención de llevar la situación hasta el final. También le dice que utiliza métodos extremos para extraer información de ciertas personas.

El pistolero descarta inmediatamente a Noreen y a la joven pareja. Primero interroga a Hank, quien, tras recibir un disparo en la pierna, revela que es un ex soldado que engaña a su mujer. Después de recibir el disparo, admite que tiene relaciones sexuales con mujeres y hombres en paradas de camiones, gasolineras y baños. Satisfecho de que Hank no ha ocultado nada, el pistolero lo mata.

A continuación, esposa e interroga a John, que rápidamente abandona su pretensión de ser un vendedor. John relata con naturalidad que ha matado a la familia, pero rechaza las comparaciones entre él y el pistolero, al que llama loco, y que John le diga al pistolero que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado cuando Lonnie empezó a acosarle para obtener información. El pistolero amenaza con torturar a John, pero éste se ríe fríamente por considerarlo inútil, ya que no revelará ningún detalle sobre sus empleadores, salvo que son poderosos y están bien conectados.

John da la vuelta a su interrogatorio, y el pistolero le revela que también es un ex-militar, forzado a salir por su inestabilidad mental y encarcelado durante dos años. Con la situación ahora invertida, el pistolero intenta sin éxito negociar con John. Convencido de que cualquier cosa que haga le hará quedar marcado para la muerte por la organización, y sabiendo que nunca dejará de huir o esconderse, el pistolero entra en pánico y mata a la joven pareja. Cuando el pistolero se dispone a matar a John, Noreen se lanza sobre él con un cuchillo y le corta el cuello. John le pide con gratitud que le libere, pero cuando ella duda, él vuelve a abandonar su comportamiento amistoso y trata de intimidarla cruelmente para que se rinda. Noreen admite que le cuesta defenderse y que tiene miedo al cambio, pero le sorprende disparándole con la última bala de la pistola. En lugar de llamar a la policía, pone música en la Jukebox, coge el dinero y sale de la cafetería.